Todos los bebés nacen con el reflejo palmar, un reflejo primitivo que hace que cierren la mano instintivamente cuando algo les toca la palma de la mano, ya sea un dedo, un juguete, pelo… este acto reflejo les ayuda a explorar el mundo que les rodea.
De esta forma, los collares de lactancia les atraen visualmente mientras les estamos dando el pecho o el biberón y los quieren tocar y jugar con ellos. Este juego les ayuda a ir desarrollando la motricidad fina y además, les relaja.
Más adelante, cuando les salen los dientes, los pueden morder y eso les alivia el malestar y les calma las encías inflamadas.
Si además los padres/cuidadores portean, también se lo pueden poner. Les distrae y van más tranquilos durante el trayecto.
Siempre habrá quien aproveche los collares que ya tenía antes, pero estos no están pensados para que los bebés los utilicen. En cambio, collares como los que tenemos en Yobitos, están fabricados de silicona 100% orgánica alimentaria antibacteriana y de madera natural de Haya sin tratar, con cordel de nilón para evitar roturas y un cierre de seguridad. Aun así, es importante que los utilicemos siempre que haya un adulto cerca, nunca estando solos, pues no es un juguete.
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